lunes, 30 de marzo de 2009

Cómo afecta al consumidor una inflación baja: balón de oxígeno a corto plazo, catástrofe a largo

Os pego este artículo ya que en el explica bastante bien el tema de la
deflación y su problemática.

La bajada de la inflación está dando un pequeño respiro a los
castigados bolsillos de los españoles. La escalada de los precios a lo
largo los últimos meses de 2007 y la primera mitad de 2008, unida a la
subida del Euribor durante el pasado año, colocó a muchas economías
familiares al borde del colapso. La reducción de los precios,
propiciada en parte por el descenso del coste del petróleo y de
algunos alimentos básicos, ha dado un pequeño balón de oxígeno a los
ciudadanos que están sufriendo los rigores de la crisis, la
destrucción de puestos de trabajo y la incertidumbre sobre su futuro
inmediato. Sin embargo, a pesar de las positivas consecuencias que, en
estos momentos, puede tener la caída de la inflación para los
consumidores, si la bajada de precios continúa puede traer consigo
efectos muy negativos.

Pequeño balón de oxígeno

La inflación ha sido durante años uno de los peores enemigos de las
economías europeas y los ciudadanos han sufrido sus efectos y han
visto cómo con el dinero de sus salarios podían acceder cada vez a
menos productos y servicios. La situación se agravó cuando comenzó la
escalada de los precios del petróleo, un bien del que las sociedades
occidentales son totalmente dependientes, y tuvo su punto álgido
cuando el barril alcanzó los 147 dólares, su máxima cotización, en
julio de 2008. Paralelamente, numerosos productos dispararon su
precio, lo que obligó a muchas familias a hacer juegos malabares para
llegar a final de mes. A esto se le unió la subida de las cuotas de
las hipotecas con lo que miles de economías familiares llegaron al
colapso.

Ahora la situación ha dado la vuelta. Los precios comenzaron a bajar a
mediados de 2008 y la tasa de inflación ha pasado de un 5,3% en el mes
de julio a un 0,7%(*) en febrero de 2009. Una de las causas de este
desplome ha sido el descenso del precio del crudo, que se paga ahora a
44 dólares el barril. Arrastrado por esta bajada también ha disminuido
el precio de productos considerados de primera necesidad. La caída de
la inflación se ha dado tanto en España como en la gran mayoría de los
países que integran la Unión Europea. De hecho, la inflación de la
Eurozona se sitúa en el 1,1%.

Si estos dos factores -bajada de los precios del petróleo y de los
alimentos- vinieran solos no habría que preocuparse demasiado, pues se
consideraría un ajuste natural tras una inusual subida. Tendría, en
este caso, consecuencias positivas para los consumidores, que
contarían con mayor liquidez y podrían gastar más dinero y estimular
así la demanda. También sería bueno para las empresas porque
abarataría los costes de producción, algo que a su vez podría redundar
en la bajada de los precios de los bienes que fabrican, e incluso la
demanda se mantendría o podría llegar a crecer.

Pero no hay que olvidar la recesión que padecen las economías
mundiales y en concreto la española. Muchos ciudadanos han perdido su
puesto de trabajo y otros viven bajo la amenaza de un futuro laboral
incierto. Por este motivo, el consumo se ha retraído y ha sido otro de
los factores que ha colaborado en la bajada de precios. Es
precisamente este elemento uno de los que más preocupa por su
influencia en la inflación, ya que puede provocar que la caída de los
precios sea más duradera. Aquí es donde aparece otro de los grandes
fantasmas de la economía, el reverso de la inflación en su lado más
oscuro: la deflación.

El peligro de la deflación

La deflación se entiende como una caída persistente y general de los
precios. Aunque en principio parezca algo positivo -la idea de poder
comprar más con el mismo dinero siempre es atrayente- es uno de los
grandes miedos a los que se enfrenta la economía, pues supone
adentrarse en una espiral de difícil salida para la que los
economistas no tienen recetas efectivas. Los expertos no se ponen de
acuerdo en si es posible que España sufra una deflación en los
próximos meses, pero el presidente del Banco Central Europeo (BCE),
Jean Claude Trichet, ya ha advertido de que es una posibilidad que se
baraja tanto para nuestro país como para el resto de la Unión.

Las consecuencias de la deflación para los trabajadores, las empresas
y la economía en general serían nefastas. La espiral comienza con la
bajada continuada y persistente de los precios. Esto crea unas
perspectivas en los consumidores, que piensan que los productos pueden
seguir bajando y, por tanto, prefieren esperar y gastar después su
dinero. Es el proceso contrario al ocurrido con la adquisición de
vivienda en los primeros años de esta década. Los ciudadanos veían que
el precio subía y que quien compraba en ese momento no tenía que
desembolsar después cantidades mayores.

Las expectativas de bajada de precios hacen que la gente no consuma y,
por tanto, los productos creados por las empresas no se venden. Esto
es muy negativo para la industria de un país porque la paralización de
la demanda hace que, de nuevo, tengan que bajarse los precios para
estimular la compra. Llegado este momento, la empresa ve reducidos sus
beneficios y tiene que disminuir el número de productos que hacía.
Algo similar se está viviendo actualmente en el sector del automóvil.
Los ciudadanos no compran -por la crisis, por la falta de liquidez,
porque no tienen financiación o porque se había llegado a una
situación de consumismo poco razonable- y las factorías tienen que
parar. Las empresas reaccionan haciendo reajustes y esto afecta, claro
está, a las plantillas de los trabajadores, que son despedidos.

La espiral deflacionista continúa porque si hay elevadas tasas de paro
la gente no consume, bien porque ya no tiene dinero o porque prefiere
ahorrarlo ante el negro panorama que se presenta. Pero el problema no
termina ahí. El círculo vicioso continúa porque, ante la nueva
situación de desempleo masivo y parón de la demanda de productos, los
precios siguen bajando lo cual trae consigo el cierre definitivo de
numerosas empresas, que ya no pueden hacer frente a los gastos sin
percibir apenas ingresos. El cierre supone una nueva oleada de
despidos y una nueva restricción de la demanda en una complicada
espiral de difícil salida.

Para evitar esta situación no hay demasiadas opciones de maniobra.
Cuando no existía el euro cabía la posibilidad de devaluar la moneda,
una alternativa que hoy en día no existe, pues la política monetaria
depende de la Unión Europea. Algunos expertos apuntan al aumento de la
inversión y el gasto público, principalmente con la actual coyuntura
de desempleo, incertidumbre y paralización de la demanda.

Los beneficiados por la baja inflación

No todo el panorama es tan negro. La caída de los precios tiene
aspectos positivos. El continuo descenso de la inflación en la Unión
Europea ha obligado al Banco Central a rebajar los tipos de interés
una y otra vez. El 5 de marzo sufrieron un recorte de medio punto y
alcanzaron el 1,5%, la tasa más baja de su historia, y se prevé que
sigan bajando durante este año.

¿Cómo afecta esto a los consumidores? El descenso de los tipos de
interés genera, a su vez, una bajada del Euribor con lo que los
principales beneficiarios de esta medida son los millones de españoles
que están pagando una hipoteca y que ven cómo las cuotas mensuales
descienden notablemente, en una bajada similar a la espectacular
subida que sufrieron el año pasado. Esto alivia, en parte, a las
economías domésticas y podría servir para incentivar relativamente el
consumo si no fuera por la cautela con la que ahora viven los
españoles. Aunque no todos los titulares de una hipoteca se van a ver
beneficiados por la rebaja del Euribor pues muchos de ellos, sin
saberlo, tienen firmadas cláusulas en su contrato con el banco en las
que figura un "suelo" y aunque el referencial europeo siga bajando,
los consumidores no pagarán por debajo del porcentaje firmado.

También se ven favorecidos por el descenso de los precios los
ahorradores, las personas que no han gastado su dinero durante la
época de bonanza y ahora cuentan con un capital para poder gastar. Su
dinero ahora "vale más" porque pueden adquirir más productos o
comprarlos de mejor calidad. Sobre todo pueden beneficiarse si quieren
adquirir bienes en determinados sectores como el inmobiliario o el
automovilístico. Los precios de las viviendas han descendido
considerablemente en algunas zonas, como las localidades costeras en
las que proliferan las segundas residencias -aunque muchos posibles
compradores aún esperan a que el precio se reduzca más-, y otro tanto
ha pasado con los coches, donde las rebajas son continuas.

En una situación similar se encuentran aquellos que cuentan con un
trabajo fijo. La inestabilidad laboral no les influye personalmente;
disponen de un sueldo todos los meses -ya sea alto o bajo-, y pueden
adquirir los productos más baratos, al contrario que les ocurre al
resto de los trabajadores a quienes quizá les gustaría comprar tras la
caída de los precios pero saben que pueden perder su empleo y tienen
que dejar el consumo para más adelante, cuando la situación mejore.

La bajada de los precios, por tanto, puede ser muy beneficiosa para
los consumidores siempre que se trate de una situación transitoria y
pasajera fruto de un ajuste, como ha sucedido con la espectacular
subida y actual reajuste del precio del petróleo y productos de
primera necesidad. Lo mismo sucede con la bajada de los tipos de
interés que arrastran al Euribor, porque favorece a gran parte de las
familias españolas que hoy en día están pagando una hipoteca.
Beneficia a los consumidores y puede incentivar la demanda de
productos y servicios. El problema viene cuando el descenso de la
inflación viene acompañado por una recesión, la destrucción de empleo
y negras expectativas económicas porque, en ese caso, la bajada de
precios es síntoma de que algo va mal en la economía de un país o de
un grupo de Estados como la Unión Europea. Cuando el fantasma de la
deflación planea sobre el futuro de una economía, los efectos que
podría tener la bajada de precios para los ciudadanos y para el tejido
empresarial son realmente perjudiciales y preocupantes.

info:http://www.invertia.com/noticias/noticia.asp?idNoticia=2110239

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