No hay dinero disponible en los mercados. Así de cruda es la principal consecuencia del agravamiento de la crisis financiera tras la catástrofe de la banca de inversión en Wall Street. El mercado interbancario no sólo está más seco que nunca, sino que los tipos de interés se han disparado: en EEUU el tipo diario se duplicó ayer hasta el 6,44% con un tipo oficial del 2%. Por primera vez en los tiempos modernos, llevamos dos días sin ninguna emisión de deuda en todo el mundo; y en España nadie ha podido sacar papel al mercado desde que lo hizo Sa Nostra en agosto. El único recurso disponible es acudir a los bancos centrales, que están registrando una demanda histórica para sus subastas de liquidez a pesar de que su plazo es de tan sólo un día.
"La desconfianza se ha adueñado por completo del sistema financiero mundial. Nadie suelta su liquidez por miedo a lo que pueda pasar: no se va a arriesgar a quebrar por ganar un duro prestando el dinero. Y el que necesita liquidez no puede retratarse ni tampoco aceptar el precio que le piden ahora mismo: hundiría el mercado, y en vez de pedir el 6%, las entidades exigirían el 15% o el 20%", explica un profesional del mercado interbancario. "El mercado está completamente roto. Todo el mundo tiene alguna exposición a Lehman aunque sea como contrapartida de sus transacciones, y hay mucho miedo a que esto continúe", explica otra fuente del sector.
La situación es verdaderamente alarmante. En EEUU, ayer el Libor -equivalente a nuestro Euribor- en dólares a un día (overnight) se disparó hasta el 6,44% por la mañana, más del doble que el día anterior y su nivel más alto desde 2001. La inyección de emergencia de 50.000 millones de dólares acometida por la Reserva Federal calmó un poco los ánimos, aunque no demasiado: los Fed funds, los fondos a través de los que la Fed interviene en el mercado, abrieron al 3,75% y tras la inyección volvieron al 2%.
Los expertos explican que más representativo que este tipo intradía es el Libor a tres meses, que ayer se encontraba en el 2,87%, y su diferencia con el tipo oficial esperado a tres meses por el mercado de derivados, que se encontraba en el 1,67% (descontaba una bajada de tipos). Este diferencial entre el tipo real del dinero en la actualidad y el esperado por el mercado, de 1,20 puntos (120 puntos básicos) es el más alto de la Historia. Nada más estallar la crisis hace un año, se quedó en menos de 100 puntos básicos, y en la nueva crisis de liquidez de diciembre del año pasado no pasó de 106 puntos.
En Europa, el diferencial entre el Libor a tres meses (equiparable al Euribor) y el tipo oficial esperado a ese plazo también se ha disparado hasta 73 puntos básicos frente a los 63 del viernes, aunque este nivel no es el máximo de la crisis: en diciembre de 2007 alcanzó los 93. Por otro lado, hay que tener en cuenta que los tipos interbancarios a tres meses son artificiales, puesto que no tienen detrás operaciones reales en un interbancario que está totalmente seco. En todo caso, esto confirma lo que ayer ya contaba El Confidencial: que el mecanismo de transmisión de la política monetaria está totalmente interrumpido, lo que encarece el precio del dinero aunque no suban los tipos oficiales.
Avalancha de peticiones en las subastas de liquidez
Igualmente, se ha secado el mercado de emisiones de deuda, como ocurrió ya entre finales del año pasado y abril de este año. La reapertura de este mercado había supuesto un alivio para la banca mundial en general y para los bancos y cajas españoles en particular. Pero el constante incremento del tipo de interés que debían pagar para colocar títulos a un plazo máximo de dos años era un claro indicador de que las cosas estaban empeorando mucho: Cajasol y Caja Granada tuvieron que pagar un diferencial de 140 puntos básicos sobre el tipo de referencia (equivalente al Euribor) para su deuda senior y Sa Nostra pagó un tipo fijo del 6,5%. Después de eso, el desierto.
Así las cosas, el único recurso es acudir a las subastas de liquidez del BCE, que ha sufrido una auténtica avalancha de peticiones en los dos últimos días. El lunes realizó una subasta de 30.000 millones de euros a un día, para la que recibió solicitudes por 90.700 millones. Ante esta enorme demanda, ayer tuvo que realizar otra inyección de 70.000 millones, en la que las peticiones se elevaron hasta 102.480 millones por parte de 56 entidades; el tipo marginal fue del 4,32%, pero algunos bancos o cajas estaban dispuestos a pagar hasta el 4,40%.
Pero ahí no acaba la cosa. La autoridad monetaria que preside Jean-Claude Trichet también realizó ayer una subasta a una semana en la que adjudicó 150.000 millones más, por encima de unas necesidades de liquidez estimadas en 111.000. Pues bien, recibió una demanda de 329.000 millones, nada menos, lo que provocó que el tipo marginal subiera al 4,53% desde el 4,39% de la semana pasada. Y eso, teniendo en cuenta que el cortísimo plazo de estas inyecciones hace que sólo sirvan para "salir del apuro" y resolver las necesidades más urgentes, porque en realidad no resuelven los problemas de liquidez de la banca.
Y el BCE quiere cerrar el grifo
Por si esta situación no fuera suficientemente grave, el BCE decidió hace dos semanas endurecer los requisitos cuantitativos para acudir a estas subastas de liquidez, endurecimiento que ya había adoptado hace tiempo en términos cualitativos: "Está mirando con lupa el valor de las titulizaciones hipotecarias que bancos y cajas llevan como colateral (garantía) a las subastas, por la caída del mercado inmobiliario y el incremento de la morosidad en España", según fuentes del sector. Es decir, que la intención de Trichet es acabar de una vez con estas macroinyecciones de liquidez, dejar de ser el único financiador de la banca europea.
El problema es que, con el escenario actual, es imposible hacer eso sin un impacto extraordinariamente traumático en el sector financiero. Algo que algunas entidades empiezan a considerar: "En vez de alargar indefinidamente este procedimiento, el BCE y la Fed pueden proceder a una explosión controlada. Eso explicaría por qué no se han ofrecido en el caso de Lehman las garantías que se dieron a JP Morgan en el rescate de Bear Stearns en marzo. El problema es qué quedará de la banca después de una explosión así", concluye un importante banco de inversión.
"La desconfianza se ha adueñado por completo del sistema financiero mundial. Nadie suelta su liquidez por miedo a lo que pueda pasar: no se va a arriesgar a quebrar por ganar un duro prestando el dinero. Y el que necesita liquidez no puede retratarse ni tampoco aceptar el precio que le piden ahora mismo: hundiría el mercado, y en vez de pedir el 6%, las entidades exigirían el 15% o el 20%", explica un profesional del mercado interbancario. "El mercado está completamente roto. Todo el mundo tiene alguna exposición a Lehman aunque sea como contrapartida de sus transacciones, y hay mucho miedo a que esto continúe", explica otra fuente del sector.
La situación es verdaderamente alarmante. En EEUU, ayer el Libor -equivalente a nuestro Euribor- en dólares a un día (overnight) se disparó hasta el 6,44% por la mañana, más del doble que el día anterior y su nivel más alto desde 2001. La inyección de emergencia de 50.000 millones de dólares acometida por la Reserva Federal calmó un poco los ánimos, aunque no demasiado: los Fed funds, los fondos a través de los que la Fed interviene en el mercado, abrieron al 3,75% y tras la inyección volvieron al 2%.
Los expertos explican que más representativo que este tipo intradía es el Libor a tres meses, que ayer se encontraba en el 2,87%, y su diferencia con el tipo oficial esperado a tres meses por el mercado de derivados, que se encontraba en el 1,67% (descontaba una bajada de tipos). Este diferencial entre el tipo real del dinero en la actualidad y el esperado por el mercado, de 1,20 puntos (120 puntos básicos) es el más alto de la Historia. Nada más estallar la crisis hace un año, se quedó en menos de 100 puntos básicos, y en la nueva crisis de liquidez de diciembre del año pasado no pasó de 106 puntos.
En Europa, el diferencial entre el Libor a tres meses (equiparable al Euribor) y el tipo oficial esperado a ese plazo también se ha disparado hasta 73 puntos básicos frente a los 63 del viernes, aunque este nivel no es el máximo de la crisis: en diciembre de 2007 alcanzó los 93. Por otro lado, hay que tener en cuenta que los tipos interbancarios a tres meses son artificiales, puesto que no tienen detrás operaciones reales en un interbancario que está totalmente seco. En todo caso, esto confirma lo que ayer ya contaba El Confidencial: que el mecanismo de transmisión de la política monetaria está totalmente interrumpido, lo que encarece el precio del dinero aunque no suban los tipos oficiales.
Avalancha de peticiones en las subastas de liquidez
Igualmente, se ha secado el mercado de emisiones de deuda, como ocurrió ya entre finales del año pasado y abril de este año. La reapertura de este mercado había supuesto un alivio para la banca mundial en general y para los bancos y cajas españoles en particular. Pero el constante incremento del tipo de interés que debían pagar para colocar títulos a un plazo máximo de dos años era un claro indicador de que las cosas estaban empeorando mucho: Cajasol y Caja Granada tuvieron que pagar un diferencial de 140 puntos básicos sobre el tipo de referencia (equivalente al Euribor) para su deuda senior y Sa Nostra pagó un tipo fijo del 6,5%. Después de eso, el desierto.
Así las cosas, el único recurso es acudir a las subastas de liquidez del BCE, que ha sufrido una auténtica avalancha de peticiones en los dos últimos días. El lunes realizó una subasta de 30.000 millones de euros a un día, para la que recibió solicitudes por 90.700 millones. Ante esta enorme demanda, ayer tuvo que realizar otra inyección de 70.000 millones, en la que las peticiones se elevaron hasta 102.480 millones por parte de 56 entidades; el tipo marginal fue del 4,32%, pero algunos bancos o cajas estaban dispuestos a pagar hasta el 4,40%.
Pero ahí no acaba la cosa. La autoridad monetaria que preside Jean-Claude Trichet también realizó ayer una subasta a una semana en la que adjudicó 150.000 millones más, por encima de unas necesidades de liquidez estimadas en 111.000. Pues bien, recibió una demanda de 329.000 millones, nada menos, lo que provocó que el tipo marginal subiera al 4,53% desde el 4,39% de la semana pasada. Y eso, teniendo en cuenta que el cortísimo plazo de estas inyecciones hace que sólo sirvan para "salir del apuro" y resolver las necesidades más urgentes, porque en realidad no resuelven los problemas de liquidez de la banca.
Y el BCE quiere cerrar el grifo
Por si esta situación no fuera suficientemente grave, el BCE decidió hace dos semanas endurecer los requisitos cuantitativos para acudir a estas subastas de liquidez, endurecimiento que ya había adoptado hace tiempo en términos cualitativos: "Está mirando con lupa el valor de las titulizaciones hipotecarias que bancos y cajas llevan como colateral (garantía) a las subastas, por la caída del mercado inmobiliario y el incremento de la morosidad en España", según fuentes del sector. Es decir, que la intención de Trichet es acabar de una vez con estas macroinyecciones de liquidez, dejar de ser el único financiador de la banca europea.
El problema es que, con el escenario actual, es imposible hacer eso sin un impacto extraordinariamente traumático en el sector financiero. Algo que algunas entidades empiezan a considerar: "En vez de alargar indefinidamente este procedimiento, el BCE y la Fed pueden proceder a una explosión controlada. Eso explicaría por qué no se han ofrecido en el caso de Lehman las garantías que se dieron a JP Morgan en el rescate de Bear Stearns en marzo. El problema es qué quedará de la banca después de una explosión así", concluye un importante banco de inversión.
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